viernes, 11 de enero de 2013

PARECEN UN MAL NECESARIO


   Por Eugenio Taveras

El mundo vive de mentira, hipocresía, prisa, cuento, engaño y extorsión, y debo confesarles, que en algún momento de mi existencia he hecho uso de cada uno de estos vocablos para sentir que estoy en la lista de los vivos, no sin antes aclarar que las descripciones hechas a continuación no tienen un destinatario específico. 
La gente se ha acostumbrado a hablar mentira tan fácil como abrir y cerrar los ojos, ya que el mentiroso no repara en pronunciar el mismo discurso toda su vida, consciente de que quien lo escucha no le está creyendo ni una pizca de la sarta de falsedades pronunciadas; pero se vuelve tan inmune a su condición, que poco le importa el qué dirán, aun sabiendo que un día se les cerrarán todas las puertas.
La hipocresía se caracteriza por esa odiosa sonrisa emitida por el interlocutor cuando debe salir del atolladero en que se ha metido y no tiene disponible el preciado recurso de la sinceridad para decir lo que siente, aunque duela, en el momento preciso, porque es más fácil seguir en un mundo ficticio y estar bien con todo el mundo, que mostrar el verdadero rostro que guarda detrás de la máscara.  
La prisa nos tiene estresados y andamos por esas calles de Dios llevándonos el mismísimo Diablo, pero nos olvidamos que todavía, hasta prueba en contrario, un minuto tiene 60 segundos, una hora 60 minutos, un día 24 horas, un mes 30 días y un año 12 meses. 
El cuento, a pesar de ser uno de los géneros más difíciles de cultivar, es pisoteado y utilizado por los sinvergüenzas sin escrúpulos para salir del paso con tanta naturalidad como el que se… y no lo siente. 
El engaño ocupa un peldaño muy importante en el eslabón de vocablos fascinantes utilizados por aquéllos que sin importarles las consecuencias andan por doquier estafando y haciéndose de lo ajeno como desprender hojas de un árbol; y no me refiero a los mozalbetes que pululan por las calles en busca de lo que sea para sobrevivir, forzados, muchas veces, por las pocas oportunidades que les brinda la sociedad, sino que hablo de políticos, funcionarios y profesionales establecidos que todos los días amanecen con el pensamiento puesto en el próximo que caerá en sus garras.
La extorsión es una forma de engaño más sofisticada, porque en ella prima la psicología del hace esto o te pasa aquello.; la misma anda acompañada de la presión psicológica y ésta de la palabra miedo, debido a que el abordado debe someterse a las directrices impuestas por el que busca un objetivo específico, el cual al mismo tiempo es mentiroso, hipócrita, cuentista, estafador y, para colmo, siempre anda de prisa para que no lo descubran.
                                                                                                                                  


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