El día 31 de enero, celebramos en nuestro país el Día Nacional de la Juventud.
Es un merecido homenaje al sacerdote italiano Juan Melchor Bosco Occhiena mejor conocido como Don Bosco, quien murió un 31 de enero del año 1888.
Don Bosco es considerado como uno de los sacerdotes más visionarios con que ha contado la iglesia católica, pues estaba atento a los nuevos signos y cambios de los tiempos y tuvo la clara idea de poner un oficio o un entretenimiento a los jóvenes para alejarlos de los peligros de la calle.
En sus talleres de arte y oficios, conocidos como Oratorios de Don Bosco, los muchachos aprendían un oficio útil,
asistían a los sacramentos y tenían un patio para jugar sanamente con los
amigos y practicar deportes. Estos oratorios se convirtieron en una ayuda para la iglesia, muchos seminaristas fueron enviados a seguir sus estudios de formación sacerdotal con él. Según estadísticas de la época Don Bosco dio a la iglesia 2500 sacerdotes. Otras fuentes señalan que fueron 6 mil en un lapso de 34 años.
Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o
en riesgo, le valieron el respeto de las autoridades civiles y
religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el
extranjero.
Al tema juvenil dedicó la mayoría de sus escritos, siendo considerado hoy además, como el patrón de las imprentas por la gran cantidad de libros que editó.
Fundó la Congregación de los Salesianos, comunidad religiosa con rama masculina y femenina, dedicados a la educación de los jóvenes.
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